QUIEN FUE
Robustiano Patrón Costas fue un empresario y político argentino. Ejerció la gobernación de su provincia entre 1913 y 1916. Fue senador provincial entre 1926 y 1929, y senador nacional, en los períodos 1916-1925, 1932-1938 y 1938-1943. Entre 1932 y 1943 fue presidente provisional del Senado de la Nación, en cuya circunstancia ejerció la Presidencia de la Nación, en septiembre de 1942. Además, presidió el Partido Demócrata Nacional, del que fue su principal inspirador, ideólogo y primer presidente. Fue precandidato a presidente de la Nación en 1943.
Como empresario, Patrón Costas es recordado por la creación, en 1918, del Ingenio San Martín de Tabacal, en el departamento Orán, en el norte de la provincia de Salta.
Primeros años
Nació en Salta el 5 de agosto de 1878 y fue bautizado Robustiano Germán Patrón Costas. Era hijo de Robustiano Patrón Escobar y de Justa Francisca Costas Figueroa Güemes. Su niñez y su juventud transcurrieron en su provincia natal y en Buenos Aires. Su padre, Robustiano, y su tío, Domingo Antonio Patrón Escobar, contrajeron matrimonio con dos hermanas Costas Figueroa. Robustiano se casó con Francisca y Domingo Antonio con Isabel. Ambas quedaron viudas en plena juventud, algo que influyó de manera decisiva en la formación de Robustiano hijo y en su participación de los emprendimientos de la familia.
Robustiano y Domingo conformaron una sociedad, a la que llamaron “Patrón Hermanos”. Ellos, junto a sus respectivas familias, tenían como centro de sus actividades económicas y sus respectivos hogares a la casa que aún hoy existe. Esta casona es propiedad del gobierno de la provincia de Salta y actualmente es uno de los atractivos turísticos de la ciudad, conocido como el Mercado Artesanal.
La principal actividad de la sociedad fue el desarrollo de su curtiembre y el trabajo de un aserradero. Poseían, además, un molino hidráulico y fincas en los alrededores de la ciudad.
Patrón Costas, cursó sus estudios primarios en el Colegio de Lacordaire de Buenos Aires, a cargo de la orden de los dominicos. Cabe agregar que en 1883 su familia decidió radicarse transitoriamente en Buenos Aires. Sus estudios secundarios los desarrolló parcialmente en esa ciudad y los concluyó en Salta, debido a que los negocios de la familia iban creciendo y no podían ser descuidados.
Egresó del Colegio Nacional de Salta en 1895 y en 1900 se recibió con el título de Doctor en Jurisprudencia y Abogado en la Faculta de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. (1)
La herencia de emprender
Todo empezó en Betanzos, Galicia. Domingo Antonio Patrón tenía solo 22 años cuando decidió dejar España, a finales de 1772. Había nacido el mismo año que quedaron definidos con Portugal los territorios de la Corona Española en América, tras el llamado Tratado de Madrid. Embarcó en Cataluña en el navío del rey «La Diligencia». Llegó a Montevideo 65 días después y luego de una escala en Buenos Aires se instaló en el valle de Salta.
Tardó unos años en juntar lo necesario para traer de España al amor de su vida y, en 1777, otorgó un poder para que don José Fernández —su futuro suegro— autorice el casamiento y viaje de su hija Antonia, que daría a luz a los primeros Patrón nacidos en Salta. Domingo Patrón fue un emprendedor. En 1787 ya había instalado una «gran curtiduría en Salta». La curtiembre era una verdadera fábrica en ese entonces. Incluso su ingenio llamó la atención del diputado del Consulado, Salvador Alberdi, que destaca las cualidades de Domingo, que había inventado una carreta que aceptaba el doble de carga sin agitar a los bueyes que la arrastraban. En 1796, Domingo ya era Capitán de Forasteros de Salta.
La Salta colonial
La Salta de entonces, fundada el Domingo Santo de 1582, tal vez no haya sido la apacible comarca colonial que algunos pueden imaginar. Las sublevaciones aborígenes seguían siendo una preocupación. Las tribus rebeldes del Gran Chaco Gualamba borraban de la historia las villas fundadas por los españoles. Tal vez por eso, en 1794, el conquistador Pizarro fundó la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, la última de la América española, en cuyo escudo de armas se podía leer: Orán sería clave en la red de comercio entre el Virreinato del Perú y el del Río de la Plata.
La llegada de Domingo coincide con las llamadas reformas borbónicas, que llevan a la América española aires de libertad de comercio y menos corrupción, porque como dice el historiador Francisco Arias, “nunca la codicia produjo tan benéficos resultados como la codicia española por el oro americano". Nuevos inmigrantes llegan a Salta salpicados con ideas de nuevas industrias. Ya habían pasado unos 200 años de la fundación de Salta, que por su posicionamiento geográfico era cuna exportadora de ganado y mulas para Potosí y distintos rincones de Chile y Bolivia. En aquel entonces se hacían grandes fortunas engordando ganado y mulas en los valles salteños. Domingo tuvo la visión de instalar ahí la curtiembre que estaba lista para recibir un gran flujo de trabajo y demanda.
El primer salteño
Juan Gregorio Patrón fue el primer salteño, bautizado un 20 de febrero de 1801, en la iglesia de La Merced. Era también un hacedor. Su principal preocupación fue la de mejorar y expandir el negocio de la curtiembre. Juan Gregorio consiguió, en 1829, a 40 años de la creación de la empresa de su padre, comprar la finca “Lomas de Medeiros”, que sumó a la industria familiar.
Juan Gregorio, sin embargo, se iría de este mundo sin completar su obra. Sus hijos Robustiano y Domingo Antonio, desde muy temprano, se hicieron cargo de la empresa para mantener la familia. La viuda de Juan Gregorio describe la tarea de sus hijos en su testamento: “Entregué a mis hijos, en 1844, la finca que fue del señor Medeiros, con la casa en estado ruinoso y el molino casi inútil. Desde ese tiempo han hecho ellos, con sus recursos, adelantos y mejoras valiosas”.
Patrón hermanos
Los hermanos Robustiano y Domingo Antonio tomaron la curtiembre y en 1850 formaron la sociedad “Patrón Hermanos”. Incorporaron varias fincas a la firma, como El Aybal o La Montaña, donde más tarde naciera el poeta y escritor salteño Juan Carlos Dávalos. El folleto de la Exposición de Chicago de 1892, en Estados Unidos, menciona ésta lejana industria de los hermanos Patrón y resaltaba que se trataba de uno de esos establecimientos “que hacen honor a sus propietarios y a la provincia que los posee en su territorio”.
Tras la muerte de Don Robustiano la empresa quedó en las manos de su viuda, Francisca Costas. Doña Francisca tuvo que hacer de madre y de empresaria y, bajo su control, el patrimonio de la familia no se evaporó. Su difunto marido había sido un hombre muy ocupado, porque además de la curtiembre, era docente en el colegio secundario de la Merced y fue senador provincial del primer sistema bicameral implantado por la Constitución de 1875, de la joven Nación Argentina. Fue “elector”, para la selección de gobernador y redactor del Código rural promulgado en 1884, un año después de su muerte.
Tenía planes para sus jóvenes hijos. “Pienso llevar a mis hijos, en marzo del 83, para que hagan sus estudios de filosofía y matemáticas donde mejor se estudien estas ramas de la ciencia, que son los más importantes del saber humano”, escribía, aunque la muerte se lo llevó antes y su mujer quedó a cargo de todo. Doña Francisca Costas intentó cumplir con la voluntad de su esposo, pero tras una estadía en Buenos Aires y apretados por la necesidad de manejar la industria, los chicos tuvieron que terminar sus estudios en Salta. El joven Robustiano Patrón Costas interrumpió sus estudios y volvió a Salta con sus hermanos, para acompañar a su madre y egresar de bachiller en el Colegio Nacional. A los 17 años pensó que era tiempo de emprender su propia industria.
Regresó a Buenos Aires siguiendo los deseos de su padre y tras cuatro años se recibió de abogado en la Facultad de Derecho de esa ciudad. Era el año 1900 cuando empezó el doctorado en jurisprudencia y un año después ya rumbeaba para Salta, en donde no tardaría en dar sus primeros pasos en la política, como su padre.
Su participación en política
A su regreso a Salta, el joven Robustiano se incluyó de manera decidida en los asuntos públicos. Por entonces gobernaba la provincia Ángel Zerda, a quien diversos sectores políticos cuestionaban su gestión por estar siempre en connivencia con parientes y amigos. El senador nacional Pío Uriburu, como un gesto de colaboración con la gestión de Zerda, y con ánimo dispuesto a descomprimir el malestar reinante, le dirigió una carta al primer mandatario y le encomendaba a Patrón Costas que se la entregue en mano (desconociendo este el contenido de la misma). En su carta le sugiere al gobernador que sume al joven, de apenas 22 años, como miembro de su gabinete de ministros:
El mozo es serio y reposado, siendo un muchacho. Tiene opinión entre los muchachos y lleva él una suma de elementos importantes. Sale de entre las filas que se presentan en oposición y usted los satisface y apacigua. (2)
Ángel Zerda decidió renovar parte de su gabinete y designó al flamante profesional, recién arribado de Buenos Aires, como ministro de Hacienda. Sería extenso reseñar la labor cumplida por Patrón Costas al frente de dicho ministerio. Basta transcribir los párrafos de un mensaje del Gobernador de Salta referidos a su desempeño en el Ministerio de Hacienda:
Convencido de que la acción del Ministerio de Hacienda para que sea eficaz, debía desvincularse de la política, he puesto todo mi empeño en conseguirlo; porque estoy también convencido de que la mejor política son las buenas finanzas y la gestión administrativa. (…) Los resultados obtenidos plenamente satisfactorios, son La prueba más evidente de las ventajas que para los intereses públicos entrañan las reglas de conducta que mi gobierno se ha trazado en materia financiera. (3)
Creación del Partido Unión Popular
Luego de su paso por el gabinete de Zerda, Patrón Costas se dedicó de lleno a los negocios familiares. Siguió participando en política y se sumó, junto a otras fuerzas, en una nueva corriente a la que designaron con el nombre de “Unión Popular”. Los diarios de la época dan cuenta de las tratativas por conjugar voluntades hacía un mismo objetivo. Al respecto, afirma el historiador Luque Colombres:
Alma y nervio de este ambicioso movimiento de opinión fue el Doctor Robustiano Patrón Costas, quien encabezó la invitación juntamente con una serie de ciudadanos de diversa extracción política, reunidos bajo una misma bandera, con un mismo propósito de libertad, orden, y progreso. Baste decir que a este movimiento popular se adhirió el propio Dr. Joaquín Castellanos, para no mencionar sino al hombre más representativo del Partido Radical. (4)
En 1912, se convocó a elecciones para gobernador de Salta. El flamante partido “Unión Provincial” postuló como candidato al doctor Robustiano Patrón Costas, mientras que la Unión Cívica Radical proclamó al doctor Joaquín Castellanos, quien desechó el ofrecimiento.
Gobernador de Salta
Finalmente, y con 35 años de edad, Robustiano Patrón Costas fue elegido gobernador de Salta, cargo que ocupó entre 1913 y 1916. Cuando asumió el gobierno, el gobernador electo expresó:
La Unión Provincial de Salta ha demostrado ser un partido con capacidad para el Gobierno porque quien en el ardor de la lucha sabe conservar la cultura y elevación de su prédica, la moderación de sus procederes y el sometimiento estricto a la ley, tiene que ser en el Gobierno garantía de orden, de respeto por las opiniones y derechos ajenos y guardián de las libertades políticas bajo cuyo amparo ha obtenido un legítimo triunfo. (5)
La acción de gobierno del doctor Patrón Costas tuvo características muy singulares debido a la crisis general que tuvo que soportar el país por aquellos días. Debió reducir todo presupuesto en materia de obras y gastos. De todas maneras, durante su gestión se efectuaron importantes obras hídricas e inversiones ferroviarias, además de proponerse leyes para la protección de la vitivinicultura y proyectos de reformas a la Constitución Provincial y al Régimen Municipal, entre otras acciones de relevancia. En el ámbito nacional continuó haciendo fuerza para una gran unión de partidos políticos, tal como recuerdan algunos medios:
En 1914 logra la adhesión en principio de todos los partidos provinciales, pero la renuencia de Buenos Aires paraliza la iniciativa. Interviene entonces como principal gestor en el establecimiento de las bases de lo que habría de ser el Partido Demócrata Progresista. Y propugna para presidirlo al Doctor Lisandro de la Torre. La copiosa correspondencia entre éste y Patrón Costas es parte del acervo político e ideológico nacional. (6)
La gestión de gobierno de Patrón Costas se caracterizó por el predominio del orden político y del equilibrio financiero. Vale destacar que fue el primer magistrado que ejerció la gobernación de Salta tras la sanción de la Ley Sáenz Peña, cuyo artífice fue el doctor Indalecio Gómez.
En febrero de 1916 fueron electos senadores nacionales por Salta los doctores Luis Linares y Robustiano Patrón Costas, para el período 1916-1925.
Fundación del Partido Demócrata Nacional
En marzo de 1931 tuvo lugar en Buenos Aires una reunión de delegados de los partidos provinciales. En ella se apoyó y decidió la constitución de una fuerza política en la cual convergieran todas las aspiraciones, principios e ideas principios de los partidos de tendencia conservadora. De esta manera se conformó un comité provisorio, en el que Robustiano Patrón Costas fue designado secretario. La nueva fuerza se denominó Partido Demócrata Nacional, cuya Carta Orgánica fue aprobada el 10 de julio. El 3 de agosto de ese año, Patrón Costas fue elegido entre sus pares como presidente del flamante partido.
En 1931 el gobierno del General José Félix Uriburu decidió convocar a elecciones generales para el 8 de noviembre de ese año. El novel Partido Demócrata Nacional logró aglutinar a otros sectores políticos y en una gran alianza denominada “La Concordancia” surgió la candidatura a presidente de la Nación del General Agustín P. Justo y de vicepresidente del doctor Julio A. Roca. Justo y Roca ganaron las elecciones y asumieron sus cargos el 20 de febrero de 1932. En tanto, Patrón Costas inició otro período como senador nacional por la provincia de Salta y fue ungido por sus pares como Presidente Provisional del Senado, cargo en que se mantuvo durante casi todo su mandato legislativo. Antes de concluir su gestión presidencial, el presidente Justo convocó a elecciones generales, comicio que proclamó a la fórmula presidencial encabezada por el doctor Roberto M. Ortiz, acompañado por el doctor Ramón S. Castillo.
Castillo sucedió a Ortiz (enfermó y luego murió). Mientras esto sucedía, el mundo permanecía convulsionado por la Segunda Guerra Mundial, debido a las atrocidades y aberraciones cometidas en la misma.
Precandidatura a presidente de la Nación
En 1943, pese a las continuas advertencias de sus asesores, el presidente Castillo desestimó toda posibilidad de un golpe de estado. En la madrugada del 4 de junio de ese año, las Fuerzas Armadas protagonizaran un nuevo golpe de Estado. Esta situación terminó con la candidatura presidencial de Robustiano Patrón Costas en representación del Partido Demócrata Nacional.
Se tenía la certeza de que Patrón Costas alcanzaría el cargo de presidente de la Nación. Su candidatura no era el fruto de componendas y digitaciones. Su sólida conducta política y empresaria lo hacían merecedor de tan legítima aspiración.
Vale rescatar fragmentos del discurso que debió pronunciar ante la Convención del Partido Demócrata Nacional, previsto para el 3 de junio de 1943. El texto expresa claramente las ideas rectoras de un hombre de estado cabal y de firmes convicciones. Su texto fue el fruto de ideas elaboradas por alguien que desde su juventud mostró grandes capacidades para gobernar.
Soy, más que un político, un hombre de trabajo. (…) Somos conservadores porque queremos y respetamos nuestro pasado; porque aspiramos a que la familia mantenga su actual organización como escuela de virtudes, de carácter y de nobles sentimientos; porque aspiramos a que, dentro del respeto de todas las creencias, la sociedad argentina continúe fiel a la fe de sus mayores, como el mejor fundamento de su moral; porque anhelamos enaltecer nuestra tradición y el culto de nuestros próceres civiles y militares, para formar así un pueblo con ideales, con espíritu de sacrificio, en que la vida tenga un sentido, no de vanos placeres y de torpe materialismo, sino de heroica milicia, en la paz o en la guerra. Ser conservador es querer una organización social y política con jerarquías, pero entiéndase bien, con la jerarquía que da la conducta ejemplar, la inteligencia, la ciencia, el arte, el trabajo, los servicios prestados al país; el nacimiento, cuando se sabe honrar la estirpe; la fortuna, cuando se es digno de ella. Jerarquía abierta para el ascenso de quienes lo merezcan, por humilde que sea su origen. (7)
Los sucesos mencionados implicaron el alejamiento definitivo de la arena política de Patrón Costas.
Un año después del golpe de estado, Carlos Alberto Pueyrredón (fue intendente de la ciudad de Buenos Aires entre 1940 y 1943 y presidente de la Academia Nacional de la Historia, entre otras responsabilidades de importancia) le escribió una carta a Robustiano, el día que habría debido hacerse cargo de la Presidencia, el 20 de febrero de 1944:
Mi querido Robustiano:
No puedo dejar pasar la fecha sin expresarle todo lo que lamento que las circunstancias hayan impedido que Ud. asumiera hoy el gobierno. Sus condiciones morales, su capacidad, experiencia, conocimiento de los problemas, serenidad y buen criterio le hubieran facilitado la enorme tarea de gobernar un país como el nuestro, casi ingobernable. En cambio, Ud. vivirá unos años más y tendrá muchas preocupaciones menos, de manera que es el país el perjudicado al no haber sabido aprovechar del sacrificio que hacia Ud. en aceptar la candidatura a presidente que le ofrecieron, sin haberla buscado, ni insinuado siquiera. Con mis respetos para su señora, lo abraza con afecto su amigo. (8)
San Martín del Tabacal
En 1908, Robustiano Patrón Costas y su hermano Juan, junto a Pedro Mosoteguy (dueño y fundador de la firma Bagley), compraron (en sucesivas operaciones) las tierras donde años más tarde se levantaría el complejo agroindustrial San Martín del Tabacal. Estas extensiones se adquirieron al juicio sucesorio de don Evaristo Uriburu y de su esposa doña Josefa Álvarez de Arenales (la zona de Río Seco y el Valle de Zenta), a doña Mercedes Cornejo de Leguizamón, a Julio Carlsen, a los herederos de don Dámaso Uriburu, al doctor Ricardo Zorrilla, a Marcos Martigena, y a Julio Colque, entre otros.
Con la llegada del ferrocarril a Orán se efectuaron los primeros desmontes y se comenzó a plantar caña de azúcar. Por entonces la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán contaba con 1.321 habitantes y el departamento, con una extensión de 28.000 km², tenía 10.403 habitantes. En la actualidad el departamento tiene una población estable de más de 150 mil habitantes.
En 1918 se vendía en Tucumán el Ingenio San Miguel. Como por la guerra europea no podía importarse maquinaria, repensó en adquirir esa propiedad para trasladar su fábrica a las tierras de Orán. Resultado de esas tramitaciones fue la incorporación al grupo del señor Pedro Bercetche y la constitución en ese año de la Sociedad colectiva Patrón Costas, Bercetche y Mosoteguy, con un capital de $ 4.400.000 a la que se le transfirió las tierras, a las que nos hemos referido, y adquirió en remate público el Ingenio San Miguel, en Tucumán” y en otro párrafo, la referida publicación expresa: “La tarea a realizar era ímproba, se trataba de instalar una gran fábrica moderna en el desierto, en plena selva virgen. Todo lo que existía era una pequeña parcela desmontada y una casa de tres habitaciones de paredes de adobe, techos de caña y teja y piso de tierra apisonada y, como lujo, una con piso de ladrillo asentado en barro. Allí se instaló el socio administrador con su estado mayor. En una ramada de techo y paredes de paja, se habilitaron los escritorios y el personal, en carpas y viviendas de chapa de cinc, improvisadas. (9)
La obra estuvo marcada por una profunda acción de carácter social, religioso, educacional, sanitario y de esparcimiento para las familias que residieron en el ingenio. La escuela hogar y el hospital estaban bajo el control y dirección de las Hermanas Franciscanas de María, quienes junto a los sacerdotes de la misma orden religiosa realizaron una obra evangelizadora.
Se trazaron las calles, se abrieron caminos y se construyó un ferrocarril de trocha angosta con cerca de doscientos kilómetros de extensión, utilizado para el transporte de la caña de azúcar. Se levantó una toma de agua y la red para el consumo humano con sus instalaciones sanitarias, así como también el tendido de la red eléctrica y la generación de energía para la fábrica y su distribución al pueblo, que se otorgaba gratuitamente. Incluso se construyó un cine, en donde se proyectaban de manera gratuita los sábados por la noche. Algo inusual e insólito para esa región.
El pueblo azucarero se diseñó siguiendo un trazado moderno, con viviendas para su personal dispuestas con todas las comodidades necesarias, tales como luz eléctrica, agua potable y cloacas, entre otros servicios gratuitos.
En 1934, con la presencia del presidente de la nación Agustín P. Justo, se inauguró el nuevo hospital, la iglesia, la nueva escuela, un club deportivo y nuevas viviendas para el personal.
Visita de Alfredo Palacios al Ingenio Tabacal
En 1937 el senador nacional Alfredo Palacios visitó la provincia de Salta. En su recorrido por el Noroeste Argentino quiso observar “in situ” distintas acciones y emprendimientos que se estaban desarrollando, en especial las actividades de la recién creada Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). El Dr. Palacios fue un conspicuo dirigente socialista, conocido como “el abogado de los pobres” por tener escrito, en la placa de su estudio particular, que atendía de manera gratuita a las personas de pocos recursos. Durante la estancia en Salta su espíritu inquieto y sus permanentes ansias de encontrar la verdad lo llevaron a acercarse al Ingenio San Martín del Tabacal, inaugurado en 1920. Su intención fue verificar personalmente la obra que llevaba a cabo, en medio de la selva, el senador Robustiano Patrón Costas, quien era duramente criticado por sus adversarios políticos, incluido el mismo Palacios.
A su regreso a Buenos Aires, durante la sesión del senado del 22 de junio de aquel año, Palacios describió sus impresiones sobre la labor de Patrón Costas:
En El Tabacal, debí aplaudir la acción de un hombre. Aplauso que quiero reiterar lealmente desde mi banca al adversario político que realiza una gran obra de argentino, en medio de la selva, donde es frecuente la explotación del hombre por el hombre, en la forma más brutal”. Y entre otros conceptos agregó: “La escuela de El Tabacal sería un ejemplo en nuestra propia metrópoli. Aulas con techos altos donde la luz entra a raudales, paredes blancas; las puertas con telas metálicas; una higiene admirable. Los niños todos calzados, con guardapolvos blancos; limpios y bien arreglados. Se bañan en la misma escuela. Quinientos alumnos bien alimentados, sanos y fuertes, con la pupila brillante, el pecho fuerte y el paso ágil, a mi llegada entonaron el Himno Nacional con voz clara y vibrante. Entraron después en las aulas, que recorrí una a una. Hice innumerables preguntas. Hasta los más pequeños conocían nuestra historia, hablaban con viveza de las distintas regiones del país y resolvían problemas en la clase de aritmética. Y entre los alumnos había algunos hijos de indios chaguancos, que hablaban en castellano con facilidad. Al lado de la escuela hay una gran extensión de tierra para la granja, donde se enseña a los niños nociones de agricultura, vinculándolos así a la tierra. Y bien, señores senadores; imitemos la acción privada y los resultados serán proficuos. (10)
A mediados de la década de 1940, a 25 años de su primera molienda, el Ingenio Tabacal está completamente afianzado y se muestra como una empresa portentosa. Mejora la capacidad productiva de sus campos, que siempre fue mucha, y mejora la tecnología de su fábrica. Está entre los tres ingenios más importantes del sistema azucarero argentino y sigue su incesante crecimiento. (11)
En 1946, el entonces presidente Juan Domingo Perón, envío al Ingenio Tabacal al doctor Rodolfo Valenzuela, funcionario que después presidió la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Llegó acompañado por un numeroso séquito de empleados e inspectores del Ministerio de Trabajo y Previsión. Durante varios días se instalaron en el ingenio con el afán de supervisar lo que se hacía en el norte argentino. Finalmente, el funcionario constató fehacientemente el buen trato y estado del personal del Ingenio.
Por entonces, Robustiano Patrón Costas se desempeñaba como dirigente en el Centro Azucarero Argentino, en uno de los tiempos más difíciles de la historia. Vale agregar que esta y otras responsabilidades empresariales lo llevó a ser reconocido como el azucarero del siglo en nuestro país.
Sus preocupaciones
Contrariamente a lo que muchos creerían, Patrón Costas era un hombre sin prejuicios y estaba prevenido contra cualquier sorpresa. Como buen político creía en la política, y en la necesidad de realizar una política sana, capaz de superar las ambiciones y las pasiones de los hombres, y acusaba a los apolíticos y a los indiferentes de la cosa pública como enemigos inconscientes, pero funestos para la sociedad, causantes de muchos males sociales, pero él no concebía la política como un capricho, una ambición o un ensimismamiento. Era un estratega que buscaba por sobre todas las cosas el bien público. (12)
Como también dijo el senador Galileo Mancini, en un discurso pronunciado en el Senado de la Nación el 29 de septiembre de 1965:
El doctor Patrón Costas fue una magnífica conjunción de voluntad, tenaz-mente puesta al servicio de sus ideales, proyectados con espíritu creador y eficiente en el ámbito público y privado. (13)
Patrón Costas tuvo un permanente afán por hacer. Y sus obras (tanto en el ámbito público como en el privado) tuvieron su inconfundible sello. Así las cosas, muchos intentaron descalificar sus acciones mediante calumnias e injurias. Todas operaciones propias de una Argentina que en los últimos 70 años ha tenido serios problemas con su identidad.
Pretender involucrar la figura de Patrón Costas en acontecimientos como el de Rincón Bomba, no es otra cosa que hacer un homenaje a la mentira. Son acciones que solo busca dañar su prestigiosa reputación, reconocida en distintos ámbitos argentinos e internacionales, tanto públicos como privados, tanto entre religiosos como laicos, tanto entre personas de relevancia como así también entre sus opositores políticos.
Es inverosímil pensar que los trabajadores y sus familiares, involucrados en estos supuestos hechos, hubieran seguido relacionados laboralmente con el Ingenio Tabacal hasta fines de la década del 60. Es importante saber que nadie los obligaba a trabajar en el ingenio. Incluso la empresa estaba obligada a mantener sus empleos por ley, algo que era difundido en los medios de prensa de aquel entonces. Y es aquí en donde surge un dato relevante, publicado en un matutino porteño el 22 de junio de 1965. En el mismo se indica la entrega de jubilaciones en Tabacal a trabajadores indígenas del ingenio.
En una ceremonia realizada en el Ingenio San Martín del Tabacal, en Salta, el presidente de la Caja Nacional de Previsión para Trabajadores Rurales, señor Marcos F. Croce, entregó los certificados de jubilación a un numeroso grupo de trabajadores indígenas. Con dicho acto se ha completado el total de prestaciones otorgadas en favor de los aborígenes que laboraron en el mencionado establecimiento, cuyas solicitudes se atendieron con la premura que la afligente situación de los interesados requería en razón de su avanzada edad y del deficiente estado de salud de la mayoría de ellos. En un breve discurso, el señor Croce manifestó que con profunda satisfacción venía a dar cumplimiento a la promesa efectuada en marzo último, cuando se otorgaron los beneficios de la jubilación a otros treinta y tres trabajadores de San Martín del Tabacal. Expresó, además, que estaba complacido por tal hecho, ya que el sector a quien se beneficiaba aparecía en la mayor orfandad y totalmente al margen de la cobertura previsional dispuesta por las leyes que rigen en la materia. (14)
Cabe agregar que varios de estos indígenas habían ocupado funciones en la fábrica de mucha importancia, tal es el caso de algunos aborígenes que llegaron a maneja piezas clave en el funcionamiento de los trapiches y de la maquinaria en general del ingenio.
En San Martín del Tabacal lo que más llama la atención del viajero es lo heterogéneo, para nosotros, hombres del litoral, lo exótico de la población trabajadora. Junto a obreros de raza blanca se ven coyas de la puna, vallistos del altiplano, catamarqueños, riojanos que vienen a trabajar en la zafra en números de hasta 8 mil. También se ven indios chiriguanos, matacos, churupíes y chorotes. Un viajero inglés, después de permanecer algún tiempo en el Ingenio estudiando su organización, dijo: “lo que me cuesta comprender y me llena de admiración es como con un elemento humano mentalmente inferior han podido ustedes realizar esta magnífica obra”. Ese elemento es, en efecto, inferior por su cultura para un viajero europeo, pero no por su inteligencia. Aprende a trabajar y se civiliza con relativa facilidad. Un indio chiriguano está a cargo de la vigilancia de los potentes turbogeneradores de la planta eléctrica. En este trabajo actuó desde la fundación del ingenio. (15)
Lo extraordinario de la obra de Tabacal resulta de la época en que fue realizada, del sitio en que se desarrolla, zona de bosques vírgenes, el corto lapso de tiempo en que es realizada cuando los medios con que se contaban eran muy precarios, y el espíritu de progreso no solo técnico sino social con que fue encarada, adelantándose muchos años a la legislación y a las ideas actuales. Después de Tabacal hubo muchas empresas que siguieron su ejemplo. Al respecto es particularmente demostrativa la siguiente anécdota. Corría el decenio que se inicia el año veinte, y una institución de crédito envió un veedor a Tabacal con instrucciones de "atarle las manos a ese loco -se refería al Doctor Patrón Costas- que al mismo tiempo que levanta una fábrica, planta caña y produce azúcar, se le ocurre construir casas, hospitales y escuelas para sus obreros". (16)
Su último proyecto: la Universidad Católica de Salta
Durante el gobierno de Arturo Frondizi, se sancionó la ley que permitía la creación de universidades libres o privadas. Antes existían solamente las que pertenecían al Estado. Hacía mucho tiempo que se venía hablando de la necesidad de libertad de la enseñanza. Patrón Costas concibió el plan de fundar una universidad católica en Salta, para ofrecer a los jóvenes de la región la oportunidad de estudiar en la misma provincia sin tener que emigrar como lo había hecho él a fines del siglo pasado, y como después lo tuvieron que hacer generaciones de salteños, de los cuales muchos no volvieron más. Con 82 años de edad, Robustiano se empeñó en llevar adelante esta idea. En el esfuerzo de hacer avanzar el proyecto, tropezó con un sinfín de problemas, entre ellos la lentitud con que se llevaban a cabo los procesos administrativos. Su hijo y sucesor como administrador del Ingenio Tabacal, Eduardo Patrón Costas, se encargó de seguir adelante con el proyecto. (17) Vale destacar que el esfuerzo y la generosidad de Robustiano Patrón Costas para fundar la universidad fueron reconocidos por el Papa Paulo VI, que lo designó Caballero Comendador de la Orden de San Gregorio Magno en 1965.
20 de agosto de 1965
Al Sr. Robustiano Patrón Costas
Ilustrísimo señor:
Cumplo la honrosa y gratísima misión que me ha confiado el Excelentísimo Señor Obispo de Salta, Monseñor Carlos Mariano Pérez, de haceros entrega de la Condecoración Pontificia que os envía la Santa Sede.
Esta ceremonia no necesita explicación: es vuestra vida, consagrada al deber, heroica en el silencio y en la tribulación, admirable por los contornos humanos de que se rodea, firme y comprensiva, fuerte y delicada, la que nos explica esta distinción que para vos es merecida corona y para todos vuestros hijos y familiares, así como para cuantos os hemos conocido, gozo profundo.
Ideal de vuestra existencia y fruto de vuestro sudor habéis querido, ilustrísimo señor, que sea la Universidad Católica de Salta. Esta Condecoración Pontificia quiere ser la expresión de gratitud del Soberano Pontífice reinante, el Papa Paulo VI, de su Excelencia Reverendísima el Sr. Arzobispo de Salta, Mons. Carlos Mariano Pérez, por vuestra en buena hora feliz iniciativa. Es, además, señal de esperanza para cuantos en la ciudad de Salta y en las provincias y países circundantes confían ver encenderse pronto este faro de luz, de ciencia, de fe, de grandeza patria, de ennoblecimiento de la persona humana.
Recibid, ilustrísimo señor, esta insignia y esta credencial que os acreditan y os constituyen Caballero Comendador de la Orden de San Gregorio Magno.
(Palabras pronunciadas por el Rvdo. Padre Cándido Gaviña S. J.) (18)
Su fallecimiento
Los últimos años de Patrón Costas transcurrieron en viajes temporarios entre Salta y Buenos Aires, disfrutando del contacto con la naturaleza en su casa de “La Montaña”, rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos. El 17 de febrero de 1964 la muerte de Elisea Ortiz Isasmendi, su mujer, marcó su ánimo y su salud, que comenzó a debilitarse.
Murió en la madrugada del viernes 24 de septiembre de 1965 a los 87 años de edad. Con motivo de su fallecimiento, el Poder Ejecutivo Nacional, mediante un decreto, adhirió a las honras fúnebres que se multiplicaron a lo largo y a lo ancho del país.
El Honorable Senado de la Nación, justamente el ámbito en donde Patrón Costas tuvo activa participación entre 1916 y 1943, también dispuso los honores propios a su trayectoria:
Buenos Aires, septiembre 25 de 1965
VISTO:
Que en la fecha ha fallecido el Doctor Robustiano Patrón Costas, y
CONSIDERANDO:
Que el Doctor Patrón fue una figura de singulares relieves en la vida política del país;
Que su nombre estuvo, a partir de los primeros años de este siglo, vinculado a nuestras luchas políticas como una presencia indiscutible en las filas del conservadorismo;
Que fue un hombre de sólidos principios y de ideas que consideró las más adecuadas para servir al país y creía en la libertad y en la democracia dentro de las normas establecidas por el Estado;
Que dentro de este esquema de su pensamiento estaba seguro de que cabían todas las reformas que exigía la evolución progresista de la República Argentina, por encima de la lucha de clases y como una posibilidad firme de conciliación entre los sectores de la sociedad;
Que estos mismos principios le sirvieron para su actividad industrial, que le permitió crear sólidos establecimientos que fueron en su momento fuentes de trabajo para familias enteras de conciudadanos en la provincia de Salta;
Que durante su mandato como gobernador de Salta impulsó obras públicas de notorio beneficio para la provincia y dictó leyes sociales que en aquellos momentos se consideraron avanzadas en materia salarial y de trabajo;
Que desde su banca de Senador de La Nación y como presidente provisional del Honorable Senado desempeñó con elevado criterio numerosas tareas en el seno de las comisiones de Hacienda y de Acuerdos, y, designado presidente de la República para el caso de acefalía, ejerció este cargo interinamente en 1942;
Que consideraba que todo ciudadano se debe al país y que la indiferencia en materia política solo contribuye a crear confusión y escepticismo en el pueblo;
Que fue el Doctor Robustiano Patrón Costas un hombre que militó con altiva dignidad en una tradicional agrupación política que dio grandes figuras a la República, entre las que él ocupa un lugar eminente, por encima de todas las discrepancias ideológicas y de la lucha cívica;
Por ello,
El Presidente del Honorable Senado de la Nación
D E C R E T A :
Artículo 1° - Adherir al duelo provocado por el fallecimiento del ex-Senadro Nacional y expresidente Provisional del Honorable Cuerpo Doctor Robustiano Patrón Costas.
Artículo 2° - Desígnase al señor Senador Don Santiago Carlos Fassi para que despida los restos en nombre del Honorable Senado de la Nación.
Artículo 3° - Envíese una ofrenda floral y pásese nota de condolencia a la familia, con transcripción del presente decreto.
Artículo 4° - Dése cuenta oportunamente al Honorable Senado.
CARLOS PERETTE (19)
La noticia de su fallecimiento tuvo una amplia repercusión en los principales diarios y periódicos del país. Incluso varios medios del exterior se hicieron eco de la noticia.
FOTOS
1. Portal de Salta, biografía de Robustiano Patrón Costas.
2. Carta del senador nacional Pío Uriburu al gobernador Angel Zerda, 1901.
3. Párrafo de un discurso del gobernador Angel Zerda, referido al desempeño de Robustiano Patrón Costas como ministro de hacienda, 1902.
4. Luque Colombres, Carlos (1991). Patrón Costas en la historia. El Copista.
5. Párrafo del discurso pronunciado por Robustiano Patrón Costas en 1913, con motivo de su asunción como gobernador de Salta.
6. Diario Clarín. 24 de septiembre de 1965.
7. Discurso redactado, que debió pronunciar ante la Convención del Partido Demócrata Nacional, previsto para el día 3 de junio de 1943.
8. Sáenz Quesada, María (2019). 1943. El fin de la Argentina liberal. El surgimiento del peronismo. Buenos Aires: Penguin Random House Grupo Editorial, SA. ISBN 978-950-07-6329-5.
9. Luque Colombres, Carlos (1991). Patrón Costas en la historia. El Copista.
10. Diario de sesiones del Honorable Senado de la Nación Argentina, 22 de junio de 1937.
11. Ibarreche, Horacio (2019). Historia Azucarera Argentina. Salta: Crivelli Editores. ISBN 978-987-47300-3-9.
12. Araoz, Ernesto. Vida y Obra de Patrón Costas. Buenos Aires: Imprenta Mercatali.
13. Diario de sesiones del Honorable Senado de la Nación Argentina, 29 de septiembre de 1965.
14. La Nación. 22 de junio de 1965.
15. Solís Tolosa, Lucía, Caro Figueroa, Gregorio (2012). Eduardo Patrón Costas. 1912-2012. Una vida y sus obras. Salta: Ediciones Los Maitines. ISBN 978-987-27979-0-4.
16. Araoz, Ernesto (1966). Vida y Obra del Doctor Patrón Costas. Buenos Aires: Imprenta Mercatali.
17. Sweeney, Ernest S., Domínguez Benavides, Alejandro A. (1998). Robustiano Patrón Costas, una leyenda argentina. Buenos Aires: Emecé. ISBN 950-04-1866-5.
18. Solís Tolosa, Lucía, Caro Figueroa, Gregorio (2012). Eduardo Patrón Costas. 1912-2012. Una vida y sus obras. Salta: Ediciones Los Maitines. ISBN 978-987-27979-0-4.
19. Diario de sesiones del Honorable Senado de la Nación Argentina, 29 de septiembre de 1965.
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Salta, República Argentina